Para contar tu historia de manera ANÓNIMA, manda un email a pablodelgadoorea.abusos@blogger.com y tu testimonio será publicado. Escribe el título de tu entrada en "asunto" y tu entrada en el "cuerpo del mensaje" del correo electrónico.

16 de abril de 2008

A todas aquellas personas a quienes les interesa una niñez y juventud sin violencia sexual ni física:

Este es el testimonio de una mamá que vivió la angustia y sobretodo la incertidumbre de no saber que hacer y como actuar al saber que un maestro del Colegio Vermont llamado Pablo Delgado Orea, psicólogo y maestro de deportes de dicha institución, manipulaba emocionalmente a una amiga de mi hija con toda intención de abusar de ella. Se aprovechó de su vulnerabilidad, ya que como digo, Pablo era el psicólogo de la escuela, y ella iba a terapia con él.

Mi hija era muy amiga de esta niña y con frecuencia iba a su casa a comer y por las tardes. Varias veces al ir a recogerla a casa de su amiga, veía su coche y me daba cuenta de que casi siempre estaba metido en esa casa, con niñas de 13 y 14 años. Por supuesto, me parecía raro que un hombre soltero de más de 30 prefiriera la compañía de unas niñas.

Pablo aprovechaba los momentos en los que los padres de esta niña no estaban para ir a esa casa. Al darme cuenta de esto, obviamente le pedí a mi hija no volver y que se alejara de esa situación que no era normal. Evidentemente, al ser mi hija una adolescente, ella no veía en aquel momento el grave peligro en el que ella y sus amigas se encontraban al estar cerca de este hombre, lo que ocasionó muchos problemas entre nosotras.

Por supuesto mi hija defendía la situación, decía que todo estaba bien y que no había nada de malo en la relación entre su amiga y el maestro. La percepción de esas niñas de 13 y 14 años era que su amiga era la novia de Pablo de más de 30. Como cualquier novio le llevaba flores y salían al cine. Sin embargo, evidentemente las intenciones de Pablo no eran para nada positivas sino simplemente utilizarla sexualmente.

Yo sentía a mi hija muy inquieta y desorientada con respecto a las relaciones entre un hombre y una mujer, pues a esta edad son muy fáciles de convencer de que lo malo está bien. Pablo, siendo un adulto y además psicólogo, se ganó la amistad y confianza de este grupo de amigas y las confundió.

Vivimos mi hija y yo muchos meses muy tirantes por que yo trataba de hacerle ver que la amistad que ella y sus amigas tenían con Pablo no era normal, por su puesto nuestra relación se deterioró cada vez más. Hasta que un día por fin, a manera de desahogo, me platicó que esta amiga de 13 años tenía relaciones sexuales con su profesor y psicólogo, de más de 30 años. Lo único que se me ocurrió hacer fue hacerle saber esto a los papás de su mejor amiga para ver qué podíamos hacer al respecto para prevenir que otras niñas cayeran en la misma situación.

Después de hablarlo mucho, desgraciadamente nos dimos cuenta que nada podíamos hacer sin el consentimiento de la niña afectada. Primero, porque era un secreto que mi hija y su mejor amiga por nada podrían decir. Segundo, porque la niña afectada no iba a decir nada pues no se sentía afectada y mucho menos lo diría al Colegio. Tercero, porque cuando la mejor amiga de mi hija se enfrentó al profesor Pablo para decirle que estaba mal lo que estaba haciendo, por supuesto lo negó, la intimidó y ella se sintió amenazada.

Por todo esto, y además de que todavía nuestras hijas debían seguir en ese Colegio no hice nada al respecto, cosa de la cual me siento profundamente culpable al haber dejado expuestas a otras niñas. Me concreté a ver por mi hija y a alejarla de ese hombre y nada más.

Cuando pasó todo esto, recordé que tiempo atrás en una comida familiar, mi hija esa misma tarde estaba por ir al teatro con el maestro Pablo y sus amigas. Mi sobrino, siete años mayor que mi hija, que también había estudiado en ese Colegio y que por supuesto conoció al maestro Pablo, oyó que iban a salir con él. En ese momento me dijo que no la dejara ir porque este señor había abusado de una compañera suya del salón. Por supuesto, en ese momento no le creí y hasta me molesté por hacer ese tipo de comentarios delante de todos de una persona tan encantadora y preocupada por la juventud.

Al recordar esto y no encontrar qué hacer para denunciar ante la escuela lo que estaba pasando, hablé con mi sobrino para decirle que tenía razón y que Pablo nuevamente estaba abusando de otra niña y que yo quería hacer algo para detenerlo. Le pedí que le preguntara a su compañera si estaría dispuesta a denunciar por lo menos ante el Colegio lo que ella había vivido. Mi sobrino se comunicó con ella pero ella lo único que quería era no recordarlo nunca más.

Nunca tuve una prueba que tuviera suficiente peso para presentarla, ni siquiera ante el Colegio. Yo se que TODO ESTO ES VERDAD, aunque no haya pruebas físicas. Lo que sí hay es mucho daño emocional que este infeliz ha dejado en muchas niñas directa e indirectamente como en mi hija y sus amigas, y a lo largo de tantos años.

De lo que por mi sobrino y mi hija sé de manera directa, por lo menos, Pablo lleva 25 años lastimando niñas. Dejo este testimonio porque hoy no quiero quedarme sin hacer nada. Espero que esto ayude a que nunca más Pablo lastime a otras niñas por el resto de su vida y la de sus familias.

Una mamá que tuvo la fortuna de que su hija hablara.

12 de marzo de 2008

LA HISTORIA SE REPITE

Viví un caso muy cercano en el 92, Pablo Delgado Orea acababa de salir de un divorcio y aprovechó su situación de profesor y psicólogo para tener relaciones sexuales con una amiga de 14 años a la que le doblaba y casi triplicaba la edad. Al mismo tiempo me enteré que esta situación ya había pasado con otras alumnas del Vermont que iban 5 generaciones arriba que yo (mujeres que hoy tienen más de 35 años). Después de que mi amiga terminó con esta relación, Pablo quiso asegurarse de que yo no dijera nada y me amenazó diciéndome que yo no sabía nada ni me constaba nada. Está claro que no es casualidad que Pablo Delgado siempre esté rodeado de niñas. Aunque sea difícil que Pablo sea juzgado y encarcelado por falta de pruebas, tenemos que hacer lo que podamos para evitar que Pablo acceda a otras escuelas y que esto se repita. Admiro a las 8 niñas que han sido muy valientes de denunciar estos hechos.

Mi amiga tenía 13 años

Hace 17 años en 1991 Pablo Delgado era el Psicólogo y maestro de educación física de mi escuela, el Colegio Vermont. Varias amigas nos llevábamos muy bien con él. Íbamos en secundaria, teníamos como 13 años y el 32. Una de mis amigas comenzó a ir a terapia psicológica con él y cada vez eran más cercanos. A veces estábamos en casa de ella y Pablo llegaba a visitarla. Tenía un coche rojo, creo que era un nissan susuki. Un día, ella nos confesó que tenía relaciones sexuales con él. Me acuerdo que ella me platicó los detalles. Ella nos pidió que fuera secreto, que por favor no dijeramos nada. Así mantuvimos el secreto... hasta ahora que ví las 8 denuncias de nuevas víctimas.